ANDRÉS AVELINO CÁCERES
SUMARIO
Guerra con Chile: la traición de Iglesias.Documentos para el proceso.
Luis Guzmán Palomino
“Yo
no veo en Iglesias sino a un teniente chileno, que obedece a los propósitos
chilenos, que vive bajo la sombra de los chilenos y que, en suma, subsistirá
con el aparato de poder que tiene en Lima, tanto tiempo cuanto el que
permanezcan en el territorio nacional los ejércitos chilenos... Hundida la
república por causa de sus propios hijos, más que por las victorias del
enemigo, no queda a los buenos peruanos otro camino que el de la resistencia,
camino erizado de dificultades y fecundo en enseñanzas dolorosas, pero a cuyo
término se encuentra indefectiblemente, si no el triunfo completo sobre Chile,
una solución que ponga a salvo la honra y la verdadera autonomía de la nación”.
Andrés
Avelino Cáceres, Ayacucho, diciembre 31 de 1883.
Juan José Vega
Sin
distingos de raza ni de clase, en todos bullía el patriotismo: artilleros sin
cañones, húsares sin corceles, navales sin buques. Descalzos muchísimos, los
uniformaba, de jefe a soldado, la pobreza, la bizarría y el denuedo patriótico.
Símbolo de la tragedia vivida eran las deshilachadas banderas que enarbolaban
las escoltas; las traían desde las marchas por los arenales del sur.
Pero en
el combate, un soldado de Urcos, Mariano de los Santos, arrebató al enemigo el
pendón de la estrella solitaria, notable trofeo. Era aquel guerrero del
contingente de Guardias de Arequipa. Otros hombres tomaron varios
estandartes y diversas enseñas.
El encuentro con Cáceres había
retemplado su patriotismo, según iba a referir en sus “Recuerdos de la Campaña
de La Breña: “Mi dignidad de peruana se sentía humillada viviendo bajo la dominación
del enemigo, y decidí arriesgar mi vida para ayudar a Cáceres a sacudir el
oprobio que imponía el adversario. Mi viaje a la sierra, donde pude ver a ese
puñado de héroes resueltos a sufrir y luchar solo por salvar el honor del Perú,
animó mi espíritu rebelde… Y entonces me entregué, con todo el ardor de mi alma
apasionada, a la defensa de nuestra santa causa”.
Milagros Martínez Muñoz
Los
chilenos derrotados en alto de Marcavalle y en el combate de Pucará, en su
retirada hicieron alto en aquella ciudad... En (ella) apenas habían permanecido
20 habitantes, de los cuales 18 fueron pasados por las armas inmediatamente,
entre ellos el señor Salazar, escapándose a los cerros dos. Todas las casas
fueron saqueadas e incendiadas por los chilenos al abandonar la población. LA
CIUDAD DE CONCEPCIÓN NO ES HOY MÁS QUE RUINAS. DE LAS CUATRO MANZANAS DE CASAS
DE QUE SE COMPONÍA, NO EXISTE NINGUNA EN PIE. LOS HORRORES DE LA GUERRA PARECE
QUE SE HUBIERAN AGLOMERADO SOBRE ESE INFELIZ PUEBLO PARA OFRECERSE EN TODA SU
DESNUDEZ, FORMANDO UN CUADRO INFERNAL, PROPIO PARA CONMOVER A LOS CORAZONES MAS
EMPEDERNIDOS.
Luis Guzmán Palomino
Atusparia ha hecho el viaje desde su
tierra hasta Lima con sólo el objeto de tener una conferencia con el Sr.
General Cáceres trayendo un hijo de diez años de edad, para entregárselo y a la
vez (pedirle) que le eduque, a la usanza antigua, indicándole a la vez que
quería que le hiciera educar e instruir para que más tarde pudiera abrir los
ojos a sus hermanos.
Atusparia
manifestó al General Cáceres que el objeto de su viaje, representando a todas
las comunidades de raza indígena de Huaraz, fue el siguiente:
Cerciorarse
si El Gran República, como le llaman los indios al General Cáceres,
asumiría el mando supremo de la República, pues por allá se les había hecho
creer que una traición del actual gobierno había puesto el mando en manos de
los iglesistas, a quienes odiaban a consecuencia de los horrores cometidos por
la expedición Iraola, que mandó Iglesias al departamento de Ancash.
Luis Guzmán Palomino
Cierto
que el período del guano estuvo caracterizado por escandalosos robos, fraudes y
negociados a través de los cuales la elite dominante limeña pudo amasar
inmensas fortunas. Cierto también que el Estado que manejaba a su antojo vio
acrecentarse paradójicamente sus deudas externa e interna, hasta quedar al
borde de la bancarrota, porque los guaneros dilapidaron sus millones en una
vida plena de lujos y placeres.
Legión Mariscal Cáceres
La
Memoria que Cáceres suscribiera en el Cuartel General de Tarma, el 20 de enero
de 1883, explica con detalle sus acciones como Jefe Político y Militar de los
Departamentos del Centro, desde su nombramiento el 25 de abril de
1881, incluyendo, por tanto, referencias a la organización de la resistencia,
el cerco guerrillero sobre Lima en 1881, la retirada al Centro a principios de
1882, la reorganización del Ejército de La Breña en Ayacucho, la victoriosa
contraofensiva de julio de aquel año, cuyo resultado fue la derrota y expulsión
de los chilenos en todo el valle del Mantaro, y los sucesos posteriores en el
cuartel general que se instaló en Tarma, previos a la sacrificada retirada al
Norte de 1883 que concluiría con el holocausto en Huamachuco.
Milagros Martínez Muñoz
Resulta obvio que los "200 manuscritos originales del
mariscal Andrés Avelino Cáceres", encontrados en la azotea de la antigua
sede de la Biblioteca Nacional, en la Av. Abancay, "dentro de un mueble
listo para ser desechado" (información de “El Comercio”, febrero 25),
tuviesen como destinatario algún "coleccionista" que encargó esa
"mercancía" a corruptos funcionarios y/o empleados de dicha
institución, en los últimos tiempos tan venida a menos
NACIONALISMO INDÍGENA EN LA GUERRA CON CHILE Wilfredo
Kapsoli Escudero
En suma, visto desde cualquier lado, durante la
guerra con Chile los indios demostraron una vez su apego a la tierra, a sus
dioses y su voluntaria protesta. Con ello contradicen largamente la impresión
de Luis Carranza que veía en ello "una aptitud para el sufrimiento extraño al carácter del pueblo que dominaron los incas". De otra suerte no
comprenderíamos los actuales hervores y el furor que comprometen al campo y la
ciudad dramáticamente
Hugo Guevara Ávila
Cáceres soldado pertenece a
la historia, al Ejército y a la Nación Peruana. Nuestros niños y
jóvenes pueden ver en él a un excelso paradigma de valores cívicos, patrióticos
y morales. Los peruanos nos inclinamos con respeto y orgullosos ante esta
gloria sin mácula.
Nosotros y nuestros hijos,
inspirándonos en el ejemplo del Mariscal de los Andes, tenemos el compromiso de
ser fieles a su legado, luchando cada cual desde su diversa esfera de trabajo,
por forjar y consolidar una Patria Grande, Digna y Libre, como la anheló
siempre el Primer Soldado del Perú, don Andrés Avelino Cáceres.
Manuel Rocca Erquiaga
La Orden de la Legión Mariscal Cáceres, conmemorando sus primeros
25 años de vida institucional, ha presentado recientemente el volumen titulado “La Primera Memoria de Cáceres
y otros documentos relativos a la Campaña de La Breña (1881-1884)”, publicado con los
auspicios de la Universidad Alas Peruanas. Se trata de un libro que sin duda
marca un hito en la historiografía sobre la fase final de la guerra del guano y
del salitre, pues los documentos que presenta y analiza no solo permiten un
mejor conocimiento del tema, sino que revelan pasajes inéditos que obligan a
una reinterpretación de de ese importante periodo de nuestra historia
republicana. El trabajo de investigación fue realizado por Luis Guzmán
Palomino, Juan José Rodríguez Díaz, Jorge Barrantes Arrese y Milagros Martínez
Muñoz.
Luis Alcántara Vallejo
Un artículo publicado en El Tiempo, con motivo de la exaltación del héroe a la clase de mariscal,
expresa el verdadero sentimiento público: “No es ciertamente un ascenso, por mucho que dé elevación principalísima,
de práctica vulgar para un militar afortunado; no es tampoco con valer ello mucho más, la
demostración entusiasta de un pueblo agradecido. Es mucho más aún: es el gesto
uniforme y soberbio de un pueblo que, recogiendo de los dolores heroicos del
pasado estímulos para exigir compensaciones del porvenir, simboliza en el
veterano impertérrito, sobreviviente ilustre de sus tragedias gloriosas, toda
la fe del sentimiento patriota".
Germán Calderón Ticse
Cáceres no fue ungido héroe en virtud de un decreto. Cáceres fue
elevado a esa categoría inmortal por la opinión de todos sus compatriotas, que
reconocieron en él a un hombre superior, al hombre que encarnando el más
acendrado patriotismo, puso al servicio del Perú todas sus energías, todo su
valor y toda su alma. Por todo ello, cualquier palabra que se pronuncie en su
honor estará siempre justificada. La aureola de su gloria ilumina más que las
llamaradas de los volcanes y su voz llamándonos a luchar por el bien del Perú,
en todo momento y sin claudicaciones, resuena aun más fuerte que el estrépito
de la naturaleza puesta en furia.
Juan José Guerrero
Su lucha
no fue entendida por los poderosos traicionaron a la patria y se unieron a los
chilenos. Cáceres pidió incansablemente la Unidad Nacional, pero esos malos
peruanos prefirieron la división. Llegaron a temer que los campesinos se
revelasen y acusaron a Cáceres de agitador.
Parece
increíble, pero en Lima circularon avisos prometiendo una recompensa de treinta
mil soles a quien entregase a Cáceres, vivo o muerto. Pese a tales
circunstancias adversas, Cáceres y sus soldados y guerrilleros de La Breña,
hombres y mujeres de todas las edades, obtuvieron en Julio de 1882 las
brillantes victorias de Marcavalle, Pucará y Concepción, expulsando a los
chilenos de la sierra central y obligándolos a encerrarse en Lima.
En ese
momento pudo ser posible cambiar el destino de la guerra. Pero para desgracia
del Perú, un traidor llamado Miguel Iglesias se proclamó ʺpresidente
regeneradorʺ del Perú y se propuso aceptar las condiciones humillantes que
exigía Chile.
Germán Calderón Ticse
Cáceres,
a partir de entonces, tendría que actuar huérfano de apoyo oficial e incluso
incomprendido por varias autoridades políticas.
Afrontándolo
todo, convocó a los pueblos para preparar la resistencia al invasor, además de
exhortar a las fuerzas vivas para lograr la Unidad Nacional. No pudo lograr
esto último, pues la anarquía política incluso se agudizó (en 1881 dos
presidentes, dos congresos, etc.).
Pero
ganó el mayoritario respaldo del campesinado, que fue el núcleo humano del
Ejército de La Breña. Se le unieron también esforzados oficiales y soldados que
procedentes de diversas partes del país llegaron hasta su cuartel general,
instalado consecutivamente en Jauja, Matucana y Chosica. Faltó armamento,
vestuario, apoyo oficial; pero sobró el entusiasmo y el valor, organizándose
varios batallones de línea y numerosas columnas de guerrilleros, alarmando al
enemigo.
Olga Guzmán Ribeyro
Fueron
muchas las heroínas peruanas en la Guerra de 1879 a 1884. Principalmente
mujeres del pueblo, las abnegadas rabonas, de acuerdo al testimonio de las
fuentes coetáneas. La mayoría de ellas quedó en el anonimato, pero se guarda el
recuerdo de una mujer excepcional que se convirtió en la representante de
todas, por sus múltiples muestras de amor a la patria, en aquellos años
difíciles. Nos referimos a Antonia Moreno Leyva, la digna esposa del general
Andrés Avelino Cáceres
Luis
Guzmán Palomino
Andahuaylas
fue cuartel general del Ejército de La Breña entre octubre y diciembre de 1883.
Lo fue desde mucho antes de que en Lima se suscribiera el ignominioso tratado
de paz. Los chilenos no se atrevieron a pasar más allá de Huamanga e incluso
pronto tuvieron que evacuar esa región ante la creciente hostilidad de las
guerrillas patriotas. Optaron por la desastrosa retirada hasta Lima temiendo la
contraofensiva de Cáceres, quien en Andahuaylas pudo poner en pie a un renovado
ejército, con el que iba a mantener enhiesta la bandera de la resistencia hasta
la salida definitiva del invasor extranjero, lo que recién ocurriría en agosto
de 1884. La guerra no terminó con el tratado de Ancón -como ha reiterado
indebidamente la versión tradicional-, y encierra muchos capítulos de una
historia aún poco conocida
Legión
Mariscal Cáceres
Ante
chilenos y traidores ella repitió valientemente: “Acepto todo sacrificio, si se
me persigue por ser la madre de Andrés Avelino Cáceres”. Perdió a su hijo Juan, muerto en
la batalla de Tarapacá, y varias veces creyó que Andrés Avelino ya no volvería, en los efímeros
encuentros que madre e hijo tuvieron en La Breña. Él sobrevivió, para bien de la patria; ella nada más que
alcanzó a ver su triunfo, pues la muerte la sorprendió en 1887. En su homenaje, "El Perú Ilustrado"
de ese año publicó el artículo que aquí trascribimos
Inés
Mendiburu
Les voy a contar una cosa que papá me decía y que había sido uno
de sus triunfos corno militar. Su principal estimulo, para ser siempre el
primero, se lo dio un sargento. Era el sargento que lo instruía. Cuando papa se
demoró en los primeros pasos para marchar, el sargento expresó satíricamente:
“Estos señoritos quieren ser militares y no saben ni marchar”. Esto picó a papá
y desde ese entonces, para salir triunfante en sus propósitos, se acordaba del
sargento y se esforzaba por quedar bien.
Luis
Guzmán Palomino
Pese a que el enemigo era notoriamente superior a los nuestros en
número (según el parte oficial de Montero hubo ocho mil combatientes de nuestra
parte mientras que los chilenos eran veinte mil) la batalla del Alto de
la Alianza duró varias horas, lo que fue un claro indicador del entusiasmo,
valor y tenacidad que demostraron los aliados aquel infausto como glorioso 26
de mayo de 1880. Pero además de la incontestable diferencia numérica, hubo
sobre todo un abismal contraste en el material de guerra presentado por los
contendientes, lo que no fue responsabilidad de los mandos militares
sino de aquellos que al usurpar el poder político atentaron contra la unidad
nacional y negaron todo apoyo al ejército que defendía Tacna y Arica,
condenándolo de antemano a la derrota.
Artemio Peraltilla Díaz
Tarapacá estaba resguardada por un contingente de 10 mil soldados
peruanos y cerca de 4 mil bolivianos, todos ellos al mando del general Juan
Buendía. Cerca del lugar, en Atacama, estaban acantonadas las tropas chilenas
con un total de 16 mil hombres muy bien equipados; estas fuerzas zarparon de
Antofagasta con la finalidad de invadir Tarapacá el 29 de octubre de 1879;
fueron transportados en cuatro barcos de guerra al mando del militar chileno
Erasmo Encalada.
Luis
Guzmán Palomino
“al
reconocer a nuestro comandante general recorriendo la línea, se electrizaban
con su presencia, como si ella les inspirara mayor confianza en la victoria.
Los jefes y oficiales lo saludaban con respetuosa familiaridad y él les hablaba
infundiéndoles el espíritu de que se hallaba dominado. Ciertamente, si había
algo que distraía en esa coyuntura la atención del horrible espectáculo de la
muerte, era ese entusiasmo que animaba por todas partes los semblantes. ¡Viva
el Perú!, gritaba Cáceres al pasar, ¡Pararse, muchachos! ¡Viva el Perú!
contestaban todos, pero con una voz tan unida, pero con tanto brío y frenesí
que era preciso ser de piedra para no conmoverse y conservar la serenidad. Unos
levantaban sus kepíes en las puntas de sus fusiles, otros los arrojaban contra
el suelo con ademán de rabia, como diciendo ¡aquí sabré morir! Y las bandas de
música de los batallones tocaban el himno nacional; pero ¡cuán débil era la voz
de los instrumentos y cuán ahogada quedaba por el fragor de la batalla! ¡Una
hora más, una hora! Decíamos… y la izquierda no daba señales de vida”
BATALLA DE HUAMACHUCO: LA SENDA DEL HONOR
Luis Guzmán Palomino
De los 1,400 patriotas que concurrieron a la gloriosa batalla de Huamachuco murieron más de un millar, cuyos nombres en su mayoría permanecen desconocidos para la historia. A tres años del suceso, Abelardo Gamarra publicó una lista de jefes y oficiales allí inmolados, anotando que hasta esa fecha nada oficial se había publicado al respecto. En lo que toca a efectivos de tropa, milicianos y guerrilleros es muy poco lo que se sabe. Es posible que auspiciando nuevas investigaciones pueda algún día rescatarse del anonimato a los mil soldados que en Huamachuco ofrendaron sus vida por legarnos dignidad, honor y patria.
LA DANZA DE LOS AVELINOS
"SOCIEDAD DE AVELINOS SAN ROQUE DE HUALHUAS"
La danza de los Avelinos, tiene su origen ancestral en la infausta Guerra del Pacífico, allá por los años de 1879 a 1833, en la que durante la Campaña de resistencia",de la breña marchaban los guerrilleros o montoneros de Cáceres, al compás de las palabras “yana y Jarachamanta” (pié derecho, pié izquierdo) de la población del Valle del Mantaro, WANKA MAYU, tomó parte activa para defender nuestra patria al mando del "Taita" Andrés Avelino Cáceres
"PRONUNCIAMIENTO DE LA ORDEN DE LA LEGIÓN MARISCAL CÁCERES RECHAZANDO LA RESOLUCIÓN SUPREMA QUE CONVIERTE EN HÉROE AL TRAIDOR MIGUEL IGLESIAS "
Orden de La Legión Mariscal Cáceres
La Orden de la Legión Mariscal Cáceres, a pesar de la incomprensión de algunos entes oficiales, ha proseguido en los últimos años la perseverante tarea de relievar los contornos paradigmáticos de su excelso Patrono, no solo a través de actuaciones cívico-patrióticas en Lima y el interior, sino con un constante trabajo de investigación histórica. Esta investigación histórica ha servido para defender documentadamente la gestión presidencial que le cupo al entonces General Andrés Avelino Cáceres, cuyo gobierno sentó las bases de las Reconstrucción Nacional empezando a superar los efectos desastrosos que en todo campo dejo la infausta guerra de 1879-1884. Asimismo, ha permitido abrir nuevos cauces para la comprensión del por qué de la derrota. Y podemos sostener con las debidas pruebas documentales que ese periodo osciló entre la gloria y la infamia, según la conducta asumida frente al invasor por los diversos sectores de la sociedad peruana
"Alan García dispone honores máximos a Miguel Iglesias: EL SUPREMO TRAIDOR EN LA CRIPTA DE LOS HÉROES "
Luis Guzmán Palomino
Dicha Resolución Suprema, publicada en el diario “El Peruano” el 23 de junio, es nula de por sí nada más si consideramos su equivocado enunciado. Miguel Iglesias no fue el “vencedor de la batalla de San Juan”. Allí venció Chile. Hasta pareciera haber brotado en esa redacción el subconsciente de los miembros de la Comisión Oficial creada ad hoc para examinar lo propuesto por el gobierno de turno. Esta Comisión Oficial, creada el 23 de abril de este mismo año, con una prisa digna de mejor causa se ha limitado a consentir un repudiable despropósito y sus miembros han asumido una grave responsabilidad ante el juicio de la historia. Por algo se excluyó de ella a la Orden de la Legión Mariscal Cáceres, que de seguro no hubiese consentido tamaño desatino.
"ALOCUCIÓN PATRIÓTICA DEL DOCTOR HERNÁN AMAT OLAZÁBAL, MIEMBRO DE LA ORDEN DE LA LEGIÓN CÁCERES, EN EL HOMENAJE AL 166 ANIVERSARIO DEL NATALICIO DEL MARISCAL ANDRÉS AVELINO CÁCERES"
Hernán Amat Olazábal
En el Perú y Bolivia, a lo largo de la etapa republicana se sucedieron gobiernos manejados por la clase dominante feudal, que terminaron en bancarrota económica y la más profunda crisis social. Entre tanto, Chile se había encaminado al desarrollo, bajo la conducción de una agresiva burguesía, que supo unir sus intereses con los del imperialismo británico. En el frente interno, la burguesía chilena actuó con extremado rigor, haciendo suya la terrible frase: “el mejor indio es el indio muerto”. Así, tras ahogar en sangre las heroicas luchas de sus poblaciones nativas, matanzas en las que entrenó a su ejército, la clase dominante chilena inició la guerra de expansión, ocupando todo el litoral boliviano para luego avanzar hasta Lima, la capital peruana
"VENCEDORES DE LA BREÑA: 1882: LOS CAÑONES DE SINCOS"
Julio Escobar
Hablar de artillería es hablar de cañones. Y desde que el hombre descubrió la pólvora, los cañones, como una de las primeras aplicaciones bélicas pesadas, también han evolucionado. La arcaica culebrina de bronce y el antiguo cañón de mecha han devenido después de siglos, en las modernas piezas automáticas de artillería.
¿Pero hubo alguna vez cañones de madera? La pregunta no es para reírse. La respuesta tampoco. ¡Sí! Y nada menos que en el Perú, durante la gloriosa Campaña de La Breña
"CUANDO SE PREMIA A LA TRAICIÓN"
Juan José Díaz Guevara
Luis Guzmán Palomino
De los 1,400 patriotas que concurrieron a la gloriosa batalla de Huamachuco murieron más de un millar, cuyos nombres en su mayoría permanecen desconocidos para la historia. A tres años del suceso, Abelardo Gamarra publicó una lista de jefes y oficiales allí inmolados, anotando que hasta esa fecha nada oficial se había publicado al respecto. En lo que toca a efectivos de tropa, milicianos y guerrilleros es muy poco lo que se sabe. Es posible que auspiciando nuevas investigaciones pueda algún día rescatarse del anonimato a los mil soldados que en Huamachuco ofrendaron sus vida por legarnos dignidad, honor y patria.
LA DANZA DE LOS AVELINOS
"SOCIEDAD DE AVELINOS SAN ROQUE DE HUALHUAS"
La danza de los Avelinos, tiene su origen ancestral en la infausta Guerra del Pacífico, allá por los años de 1879 a 1833, en la que durante la Campaña de resistencia",de la breña marchaban los guerrilleros o montoneros de Cáceres, al compás de las palabras “yana y Jarachamanta” (pié derecho, pié izquierdo) de la población del Valle del Mantaro, WANKA MAYU, tomó parte activa para defender nuestra patria al mando del "Taita" Andrés Avelino Cáceres
"PRONUNCIAMIENTO DE LA ORDEN DE LA LEGIÓN MARISCAL CÁCERES RECHAZANDO LA RESOLUCIÓN SUPREMA QUE CONVIERTE EN HÉROE AL TRAIDOR MIGUEL IGLESIAS "
Orden de La Legión Mariscal Cáceres
La Orden de la Legión Mariscal Cáceres, a pesar de la incomprensión de algunos entes oficiales, ha proseguido en los últimos años la perseverante tarea de relievar los contornos paradigmáticos de su excelso Patrono, no solo a través de actuaciones cívico-patrióticas en Lima y el interior, sino con un constante trabajo de investigación histórica. Esta investigación histórica ha servido para defender documentadamente la gestión presidencial que le cupo al entonces General Andrés Avelino Cáceres, cuyo gobierno sentó las bases de las Reconstrucción Nacional empezando a superar los efectos desastrosos que en todo campo dejo la infausta guerra de 1879-1884. Asimismo, ha permitido abrir nuevos cauces para la comprensión del por qué de la derrota. Y podemos sostener con las debidas pruebas documentales que ese periodo osciló entre la gloria y la infamia, según la conducta asumida frente al invasor por los diversos sectores de la sociedad peruana
"Alan García dispone honores máximos a Miguel Iglesias: EL SUPREMO TRAIDOR EN LA CRIPTA DE LOS HÉROES "
Luis Guzmán Palomino
Dicha Resolución Suprema, publicada en el diario “El Peruano” el 23 de junio, es nula de por sí nada más si consideramos su equivocado enunciado. Miguel Iglesias no fue el “vencedor de la batalla de San Juan”. Allí venció Chile. Hasta pareciera haber brotado en esa redacción el subconsciente de los miembros de la Comisión Oficial creada ad hoc para examinar lo propuesto por el gobierno de turno. Esta Comisión Oficial, creada el 23 de abril de este mismo año, con una prisa digna de mejor causa se ha limitado a consentir un repudiable despropósito y sus miembros han asumido una grave responsabilidad ante el juicio de la historia. Por algo se excluyó de ella a la Orden de la Legión Mariscal Cáceres, que de seguro no hubiese consentido tamaño desatino.
"ALOCUCIÓN PATRIÓTICA DEL DOCTOR HERNÁN AMAT OLAZÁBAL, MIEMBRO DE LA ORDEN DE LA LEGIÓN CÁCERES, EN EL HOMENAJE AL 166 ANIVERSARIO DEL NATALICIO DEL MARISCAL ANDRÉS AVELINO CÁCERES"
Hernán Amat Olazábal
En el Perú y Bolivia, a lo largo de la etapa republicana se sucedieron gobiernos manejados por la clase dominante feudal, que terminaron en bancarrota económica y la más profunda crisis social. Entre tanto, Chile se había encaminado al desarrollo, bajo la conducción de una agresiva burguesía, que supo unir sus intereses con los del imperialismo británico. En el frente interno, la burguesía chilena actuó con extremado rigor, haciendo suya la terrible frase: “el mejor indio es el indio muerto”. Así, tras ahogar en sangre las heroicas luchas de sus poblaciones nativas, matanzas en las que entrenó a su ejército, la clase dominante chilena inició la guerra de expansión, ocupando todo el litoral boliviano para luego avanzar hasta Lima, la capital peruana
"VENCEDORES DE LA BREÑA: 1882: LOS CAÑONES DE SINCOS"
Julio Escobar
Hablar de artillería es hablar de cañones. Y desde que el hombre descubrió la pólvora, los cañones, como una de las primeras aplicaciones bélicas pesadas, también han evolucionado. La arcaica culebrina de bronce y el antiguo cañón de mecha han devenido después de siglos, en las modernas piezas automáticas de artillería.
¿Pero hubo alguna vez cañones de madera? La pregunta no es para reírse. La respuesta tampoco. ¡Sí! Y nada menos que en el Perú, durante la gloriosa Campaña de La Breña
"CUANDO SE PREMIA A LA TRAICIÓN"
Juan José Díaz Guevara
A modo
de colofón comento, que cuando los chotanos pasamos por “Montán”, escupimos al
suelo con vergüenza el recuerdo de la vergonzosa sumisión de Iglesias, y
miramos a lo lejos con orgullo, “la sabana” hacienda de Eleodoro Benel, llamado
por los acomplejados descendientes de virreyes capitalinos “bandolero”…
Eso sí,
en lo único que le doy razón a Iglesias en su manifiesto es aquella parte en la
que dice a la clase política “ Guerreros de gabinete, patriotas de taberna,
zurcidores de intrigas infernales! ¡Cobardes, mil veces cobardes, autores de la
catástrofe nacional!.
Luis
Guzmán Palomino
En abril de 1883 los pueblos de la sierra de Lima, organizados en
guerrillas y comandados por oficiales leales a Cáceres, combatían tenazmente a
las varias divisiones chilenas movilizadas desde Lima contra el ejército de La
Breña, que debido a la traición había tenido que retirarse a Tarma.Se sucedían encuentros y combates en las afueras de Chosica,
al interior de Canta y en varias localidades de Huarochirí, que se tiñeron con
la generosa sangre de los defensores de la patria. Por ironía del destino, en
esos mismos días el caudillo proditor Miguel Iglesias remitía a los chilenos el
borrador de un infame tratado de paz, cediendo absoluta y perpetuamente
Tarapacá, Tacna y Arica, como bien ha explicado el prestigioso historiador Juan
José Vega.La historia oficial silenció esos episodios. Y hasta en los
pueblos que fueron escenarios de esa luchas terminó por borrarse todo recuerdo.
No hay una placa en el puente de Purhuay que recuerde los varios combates allí
sostenidos por esforzados patriotas, que derrotaron repetidamente al invasor
extranjero. Y pocos saben que la defensa de Sisicaya fue una de las más
gloriosas pruebas de heroísmo que dieron los patriotas de Huarochirí.