miércoles, 2 de marzo de 2011

ANTONIA MORENO DE CÁCERES, DIGNA Y HEROICA PATRIOTA


Escribe: Olga Guzmán Ribeyro.


Fueron muchas las heroínas peruanas en la Guerra de 1879 a 1884. Principalmente mujeres del pueblo, las abnegadas rabonas, de acuerdo al testimonio de las fuentes coetáneas. La mayoría de ellas quedó en el anonimato, pero se guarda el recuerdo de una mujer excepcional que se convirtió en la representante de todas, por sus múltiples muestras de amor a la patria, en aquellos años difíciles. Nos referimos a Antonia Moreno Leyva, la digna esposa del general Andrés Avelino Cáceres. No quiso ser ella menos que el pundonoroso Jefe de La Breña y se irguió como la compañera ideal del adalid de la resistencia patria. En verdad, de las grandes damas bien pocas hubieran hecho lo que doña Antonio hizo. Ella dejó la relativa tranquilidad de la capital ocupada y salió tras su esposo, hacia los Andes, a mantener con él y los breñeros bien en alto el pendón bicolor y el honor jamás rendido. Años más tarde recordaría el principal motivo que la impulsó a asumir tal actitud: “Mi dignidad de peruana se sentía humillada bajo la dominación del enemigo, y decidí arriesgar mi vida, si fuera preciso, para ayudar a Cáceres a sacudir el oprobio que imponía el adversario”. Por ello, porque junto con Cáceres lideró a las huestes de la resistencia, se convirtió en la representante más auténtica del heroísmo de nuestras mujeres en la aciaga contienda decimonónica, y la recordamos como la Mamacha Antonia, porque asió la llamaron aquellas gentes humildes que la acompañaron en la gloriosa epopeya, gentes a las cuales ella rindió también tributo de admiración y gratitud. En efecto, el largo tiempo durante el cual sobrellevara doña Antonia la dura campaña, le sirvió para formarse acertados juicios sobre los campesinos, perpetuando emotivos y muy sentidos recuerdos. Conviviendo con las mujeres indígenas, nuestras abnegadas rabonas, aprendió a quererlas como hijas, tanto más cuanto que ellas, desde un primer momento, la llamaron Mamay, en señal de respeto y cariño. Ellas correspondió ese afecto y las elogió con estas palabras: “Las indias del Perú tenían culto por Cáceres; le llamaban Taita (Padre) y, como compañeras de los soldados, seguían la campaña prestando eficaces servicios de enfermeras, o atendiendo el lavado de la ropa y la preparación del rancho”. Como buena observadora, doña Antonia comprendió asimismo que con Cáceres se manifestó en los Andes una suerte de mesianismo; sí, porque según su testimonio “para los indios Cáceres era la reencarnación del Inca... (e) insistían llamándoles Taita con tanto cariño, que lo conmovían”. Y a ella la llamaron Mama Grande.
Las continuas muestras de afecto de esos humildes campesinos redobló el patriotismo de sus caudillos, a propósito de lo cual doña Antonia dejó escrito: “Esas demostraciones cariñosas nos alentaban y daban fuerzas para sufrir con ellos y luchar hasta verlos libres de los opresores”.
Claro que esa compenetración entre los caudillos de La Breña y sus seguidores campesinos hubo de causar recelo y alarma en algunos apátridas que sólo veían peligrar sus intereses, quienes se convirtieron en sus opositores. Inclusive se llegó a decir que Cáceres proyectaba una revolución social en el campo; pero antes que esa justa reivindicación, en esos años los breñeros luchaban sólo contra el enemigo externo. Doña Antonia, convertida en lideresa de la causa patriota, habría de reconocer a la postre el valor de los campesinos, quienes fueron el soporte principal del Ejército de La Breña: “Ellos –señalaría- que por atavismo rendían homenaje a la Pacha Mama (Madre Tierra), al verla hollada y vejada..., sin más armas que sus clásicos rejones y sus primitivas hondas... se ofrecían en holocausto por la patria y por el Taita que era el alma de la
resistencia nacional”.
El testimonio de la Mamacha Antonia, aparte de mostrarnos muchos detalles no citados en ningún libro, resulta así imprescindible para comprender en toda su excelsitud el valor de aquellos héroes que lucharon por salvar el honor de la patria. Además de los inmolados en Angamos, Arica, San Juan y Miraflores, debemos rendir perenne tributo de homenaje a los soldados y guerrilleros que con Cáceres mantuvieron por casi cuatro años altiva la causa
de la resistencia en los Andes. Y en ello, debemos comprender en toda su medida el juicio de doña Antonia, su loor a “esa vieja raza noble, que tan bien supo comprender la grandeza del deber y del honor”. Toda una gran verdad aparece condensada en estas palabras de la heroína: “Como peruana y testigo de sus grandes hechos, quiero dejar unas palabras de cariñosa gratitud a esos queridos indios de las sierras andinas... Ellos soportaron, con la más grande
abnegación y coraje, todo el formidable peso de la epopeya de La Breña, que
a fuerza de heroísmo y sacrificio dejó muy limpio y alto el pendón del Perú”.
Y todo ello fue posible porque al frente de esos bravos peruanos estuvieron dos caudillos de excepcional valía: Andrés Avelino Cáceres y Antonia Moreno Leyva, tronco inmortal de nuestro más acendrado patriotismo.

Nota.- Las memorias de doña Antonio Moreno de Cáceres, de las que hemos extraído las citas insertas en este artículo, redactadas por su hija Hortensia Cáceres de Porras fueron editadas por Carlos Milla Batres en 1974, con el título “Recuerdos de la Campaña de La Breña”.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Sería de mucha importancia para la formación cívica de nuestros niños, adolescentes y jóvenes estudiantes, incluir entre los títulos del Plan de Lectura de sus instituciones educativas, los "Recuerdos" de esta heroína, de indudable valor testimonial, emotivo e histórico. Urge, a mi parecer, hacer una reedición de sus memorias.

GOTAS PARA LA HISTORIA dijo...

Quería comentar que indudablemente Antonia Moreno de Cáceres es digna de recuerdo, es una muestra de como las mujeres de todo el país han tenido una capital participación en todo el proceso de la guerra con Chile, traigo a colación el informe de cuerpo de ambulancias de Bolivia que se expresa de las mujeres arequipeñas: "Por un rasgo de esquisita delicadeza, las señoras de la "Ambulancia Arequipa" recibieron a nuestros heridos en las camas que de antemano les tenían preparadas...A la mañana siguiente, después de ayudar a la curación de nuestros heridos, las señoras de la "Ambulancia Arequipa" procedieron personalmente a distribuirles la dieta y el vino obsequiado por el señor Valdez y a alistarlos del mejor modo posible para la continuación de nuestra marcha..." Es el informe que dio conocer el doctor Zenon Dalence en el año de 1881. Recordando las atenciones que habían recibido de parte de las mujeres arequipeñas después del desastre de Alto Alianza.
Recordarlas y revalorarlas a cada una de las heroínas que participaron en la guerra con Chile, creo que es una manera de reconocer el acendrado patriotismo de la mujer peruana.

Unknown dijo...

me apareció toda la tarea gracias :3 🧑🏻🧑🏻🧑🏻🧑🏻🧑🏻🧑🏻

Unknown dijo...

tara lista gracias